Loading...

La falsa neutralidad de Franco durante la Segunda Guerra Mundial

Un mito de la historiografía

El historiador Ángel Viñas documenta los sobornos británicos a generales franquistas

Ángel Viñas, en Barcelona, donde ha presentado su último libro sobre el soborno a varios generales

Xavier Gómez

Uno de los mitos de la historiografía franquista es el del Caudillo como adalid de la neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial. Pese a sus simpatías hacia Hitler y Mussolini, Francisco Franco habría evitado aliarse con Alemania y gracias a ello España se salvaba de otra guerra. Pero el historiador Ángel Viñas en su último libro, Sobornos. De cómo Churchill y March compraron a los generales de Franco (Editorial Crítica), cuestiona ese relato con una prosa demoledora y el apoyo de documentos desclasificados en ek Reino Unido para explicar como el gobierno de Winston Churchill, con el apoyo del financiero Juan March, sobornó a varios generales y altos mandos de Franco para asegurarse esa neutralidad.

Los británicos temían en 1940 y 1941 que Franco se aliase con Hit­ler y atacara Gibraltar o lo hiciera el ejército alemán si se le permitía atravesar libremente territorio español. Si eso sucedía, las potencias del Eje controlarían la entrada del Mediterráneo y además amenazaban con la conquista del canal de Suez. Los británicos tenían un plan B que era la ocupación de las islas Canarias para controlar otro punto estratégico, pero necesitaban tiempo para fortificar Gibraltar ante un posible ataque. Por eso y demostrando su pragmatismo decidieron “neutralizar” a Franco y a su cuñado ­Ramón Serrano Suñer con una operación preventiva que Viñas denomina SOBORNOS, en mayúsculas según costumbre de la historiografía anglosajona. Se trataba de influir sobre militares de confianza como los generales Nicolás Franco, hermano del Caudillo; José Enrique Varela; Valentín Galarza; Alfredo Kindelán; Luis Orgaz, y Antonio Aranda, entre otros. Los pagos se gestionaron a través del banquero Juan March y se hicieron en cuentas suizas, por cantidades que aún hoy se ignoran con precisión, así como las listas exactas de beneficiarios. Viñas calcula que en tres años se repartieron a través del embajador Hoare cantidades que al cambio de hoy significarían entre 350 y 1.225 millones de euros (depende de la metodología de cálculo utilizada). Eso explicaría “ciertas fortunas militares de otro modo inexplicables” y la continuidad en la cúpula “de una dictadura esencialmente cleptómana”.

¿Que hubiera pasado de no existir estos sobornos? Lo que no sabían los británicos es que Hitler no tenía mucho interés en la entrada de España en la guerra, sabedor del estado de ruina en que se encontraba el país, de su debilidad militar y de cierta desconfianza hacia sus mandos. Ángel Viñas añade otros tres factores para explicar la indecisión de Franco: la natural cautela del Caudillo, la evolución de la contienda tras la invasión nazi de la Unión Soviética y la influencia del ejército de Tierra por encima de la Marina, la Aviación y los falangistas. Viñas rechaza la tesis del historiador Luis Suárez Fernández y califica de “fantasiosa” la idea de que Hitler lanzó un par de ultimátums a Franco y que este lo resistió estoicamente. Por el contrario apunta a que Franco esperaba una “cartita” en la que Hitler le garantizase por escrito que si entraba en la guerra podría ocupar no sólo Gibraltar sino el norte de Marruecos. Pero Hitler sabía que esto último rompería la sintonía con el gobierno colaboracionista de Pétain, que no podría aceptar la pérdida de esa colonia y sus recursos.

Ángel Viñas, que reside en Bruselas, ha trabajado durante tres años en esta obra. “Estoy jubilado y si no trabajo me aburro. No me gusta ni el golf ni el tenis, lo mío es salir a pasear con el perro o escribir todos los días, incluidos los domingos”. Reconoce que su investigación parte del trabajo de su amigo el profesor Denis Smyth, quien empezó a hablar de estos sobornos en 1986. “Pero en el 2013 se desclasificaron nuevos legajos y esto me ha permitido reconstruir la historia y explicar cosas que no se sabían. Y aún queda material por desclasificar que nos deberían permitir saber la lista de todos los generales beneficiarios, de la relación con March y de este con los generales”. El libro es, y no lo esconde, “una operación de demolición de la figura de Serrano Suñer, a ver si salen de una vez sus papeles. En el ministerio no hay nada y eso significa que alguien se los llevó o fueron destruidos”.