Juan Ramón Jiménez, la guerra y el exilio
CULTURA|S
En los últimos años, han sido numerosas las reediciones de libros de Juan Ramón Jiménez, así como muchos los estudios que se han publicado sobre su vida y su obra. Sin duda, estas nuevas aportaciones contribuyen a confirmar la centralidad y la modernidad de su obra en la lírica hispanoamericana del siglo XX.
Cultura|s ya dedicó su atención a reivindicar la actualidad y la singularidad de Espacio (15 de septiembre del 2004), uno de los poemas culminantes de la madurez de Juan Ramón. Una nueva edición, revisada y ampliada, de Guerra en España, a cargo de Soledad González Ródenas, y el ensayo Juan Ramón Jiménez, 1956. Crónica de un premio Nobel, de Alfonso Alegre Heitzmann, entre otras obras, configuran una nueva imagen más completa y profunda del poeta de Animal de fondo, de su compromiso con el gobierno de la República, de su largo exilio y de su consagración universal con la obtención del premio Nobel de Literatura en 1956.
Lejos de las posiciones ambiguas y los extremismos, la lealtad de Juan Ramón con la legalidad republicana y su inquebrantable sentido moral y ético de la creación literaria convirtieron al poeta en uno de los máximos referentes del exilio español.
Pocas veces un premio Nobel habrá sido recibido de una forma tan triste y amarga como lo fue el Nobel de Literatura que obtuvo Juan Ramón Jiménez en el exilio, el 25 de octubre de 1956. Tres días después de recibir el premio, por su obra lírica que en la lengua española constituye un modelo de alta espiritualidad y pureza artística, moría Zenobia Camprubí. Postrado ante la cama de su querida Zenobia, en la clínica Mimiya de Puerto Rico, el poeta fue informado por su esposa, extremamente debilitada por un cáncer terminal, de la gran noticia. Según el testimonio de Adriana Ramos, presente en el momento emocionante de la conversación, Juan Ramón, con amargura y desilusión, comentó: ¡Ahora!. Lo cierto es que la muerte de Zenobia sumió al poeta en la desesperación y la depresión. Apenas pudo escribir una línea más hasta que murió, de bronconeumonía, el 29 de mayo de 1958.
Estas y muchas otras revelaciones se encuentran en el ensayo brillante, preciso y documentado Juan Ramón Jiménez, 1956. Crónica de un premio Nobel, escrito por Alfonso Alegre Heitzmann después de investigar en los archivos de la Academia Sueca que se abrieron al público cincuenta años después de la concesión del prestigioso galardón. El estudio, publicado por la Residencia de Estudiantes, incluye un completo conjunto inédito de documentos relacionados con los informes y deliberaciones del jurado, así como las numerosas cartas de felicitación que recibió el poeta. Como la que le envió, entre muchos otros amigos y conocidos, Ezra Pound: Hearty congratulations to Juan Ramón. But the bad news that comes with it takes the joy out of it. Palabras, palabras. (Enhorabuena de corazón a Juan Ramón. Pero la mala noticia que llega con esto le roba la alegría. Palabras, palabras. Ezra Pound).
Tal como nos recuerda Ricardo Gullón en El último Juan Ramón Jiménez, ni la presencia ni la música de Pau Casals, otro ilustre exiliado en Puerto Rico, consolaban la tristeza infinita y desolada de Juan Ramón.
Ninguneado en España, Juan Ramón vivió en el exilio, en compañía de Zenobia, un inusitado reconocimiento literario e intelectual, incluso en ocasiones masivo, durante sus estancias en Cuba, Argentina, Uruguay y Puerto Rico, como se puede comprobar en las cartas, documentos, entrevistas y textos que se incluyen en Guerra en España. En este libro afirma Juan Ramón en una nota autógrafa, mi intervención de hombre y poeta en la política de su España, unida a mi trabajo normal. Quiero decir que eso es lo que yo creo que debe hacer un hombre en la guerra si no puede pelear con los puños: realizar su trabajo como hombre vocativo y ayudar a su idea social como hombre de la realidad cotidiana.
Libro inacabado y, como gran parte de su obra, en perpetua metamorfosis, Guerra en España no sólo incluye versos, fragmentos del diario, conferencias, prólogos, traducciones de poemas, textos poéticos diversos, sino que también incluye un álbum de imágenes. Se trata de un libro pensado como archivo, no sólo escrito en verso y prosa, sino también visual, afirma Soledad González en su excelente edición.
Más de setenta fotografías seleccionadas de recortes de diario y pegadas en folios una a una, con inscripciones manuscritas del propio poeta, conforman el Álbum de imágenes de Guerra en España. Imágenes de Madrid en guerra, del éxodo, de la pobreza y de la miseria, del miedo y de la crueldad de la guerra. También de personajes emblemáticos como Lorca, Machado, la Pasionaria, Franco, Mussolini o Hitler. Tomada, por ejemplo, de un diario francés, una imagen de Lluís Companys, con la leyenda M. Luis Companys, président nominal de la Généralité de Catalogne, qui ne peut circuler que protegé par deux anarchistes et ne prend plus aucune part au gouvernement, pegada sobre un folio y con la nota autógrafa de Juan Ramón: Pero ustedes le ahorcaron.
Las imágenes elegidas por el poeta y sus anotaciones críticas y directas son emotivas y, frecuentemente, contundentes. Ante una fotografía del rostro de Hitler con la boca abierta, en el momento de pronunciar una palabra, el autor de Guerra en España anota: ¿Podrá este gorila, cerdo, tiburón, rejir el mundo? Juan Ramón no se limita a reflexionar sobre el contexto español, sus textos y creaciones se dirigen al hombre universal y al pueblo general, sus opiniones y pensamientos se amplían de lo local a lo universal.
Georges Didi-Huberman, en su ensayo Cuando las imágenes toman posición, ha analizado el Arbeitsjournal (diario de trabajo) escrito por Bertolt Brecht durante su exilio, donde el dramaturgo y poeta alemán incluía fotografías e imágenes recortadas de los diarios, así como el atlas fotográfico Kriegsfibel (abecé o abecedario de la guerra), una obra de memoria visual, en la que el autor de Madre Coraje coleccionaba documentos visuales y recortaba imágenes de prensa. Como Brecht, Juan Ramón hace un montaje con sus imágenes, toma posición y crea un dispositivo textual y visual de resistencia a la guerra, una verdadera arma poética contra toda política de las armas. Sería interesante una lectura comparada de las imágenes y los textos de Juan Ramón Jiménez de Guerra en España con las elegidas por Bertolt Brecht para su Kriegsfibel. Probablemente, encontraríamos analogías sorprendentes entre Jiménez y Brecht.