Bostezar es un acto totalmente incontrolable que sucede en cualquier situación. Neurocientíficos de todo el mundo llevan décadas intentando explicar las conexiones que suceden en uno de los momentos más cotidianos en la vida de una persona. Tres décadas atrás se desmontó la teoría de que bostezar oxigena el cerebro.
Los bostezos se contagian por algo llamado ecofenómeno. Cuando sucede se produce una situación automática al observar a otra persona abrir la boca. Andrew Gallup, psicólogo de la Universidad de Nueva York ha rechazado cualquier tipo de relación con la empatía.
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Un estudiante bostezando
“Seguimos sabiendo relativamente poco sobre por qué bostezamos”
Misterio. Gallup reconoce que hay materias relacionadas con el bostezo que siguen siendo todo un misterio: “Seguimos sabiendo relativamente poco sobre por qué bostezamos. Varios estudios hablan de que hay una relación entre el bostezo contagioso y la empatía pero, los resultados apoyando esta teoría son diversos e inconsistentes”, empieza diciendo. El psicólogo no cree que bostezo y empatía estén relacionados: “Este último estudio todavía aporta más pruebas de que bostezar no tiene nada que ver con un proceso empático”, explica. El mismo estudio sirvió para demostrar que las personas que intentan evitar bostezar terminan haciéndolo en mayores ocasiones.
Origen. ¿Por qué bostezamos? Realmente no hay un consenso generalizado y varias teorías realizadas años atrás ya han sido refutadas. Sabemos que es un acto que realizamos cuando tenemos sueño, hambre o estamos aburridos.
El bostezo es una acciones involuntarias que los humanos compartimos con muchas otras especies
Temperatura. Jorg Massen y Kim Duscj son dos especialistas en biología cognitiva que determinaron que la temperatura óptima para el bostezo son los 20º centígrados. En temperaturas extremas se veía disminuido el número de bostezos.
Curiosidades. La duración media de un bostezo son 6 segundos y también sabemos que no solo se contagia con la observación. Muchas personas bostezan si escuchan a otro persona bostezar o si leen la palabra escrita y piensan sobre ello.
Gatos y perros lo tienen claro; nada mejor que un buen bostezo para preparar una buena siesta
