Karen Carvajalino, empresaria de éxito, revela el secreto para no rendirte cuando todo parece ir mal: “Mira hacia atrás y reconoce tu progreso”
SALUD
La experta nos recuerda la importancia de mantenerse motivado para poder cumplir tus deseos

Karen en dos momentos de su intervención en el podcast

No rendirse nunca es una actitud que va más allá de la perseverancia; es un recordatorio de que el camino hacia el éxito no siempre es recto ni fácil, pero siempre está lleno de lecciones y oportunidades. Cada obstáculo es una oportunidad para crecer, y cada vez que nos levantamos después de caer, nos hacemos más fuertes.
Karen Carvajalino es una destacada empresaria y líder social colombiana, reconocida por su enfoque innovador en educación y emprendimiento. En una de sus últimas intervenciones en el podcast de Dinstinto, ha hablado de las claves que pueden ayudar a no rendirse cuando las cosas van mal.

¿Cómo motivarte cuando sientes que todo va mal?
Mira hacia atrás y reconoce tu progreso. Recordar de dónde vienes y todo lo que has superado te dará fuerzas para seguir avanzando. No has llegado hasta aquí para rendirte ahora: “Lo primero, para mi, ver hacia atrás me motiva. Yo vendía chocolates en la calle con un sol de 35 grados, yo vengo de ahí”, empieza diciendo Karen.
Conéctate con tu propósito. Tener una razón poderosa que te motive, más allá de ti mismo, te impulsará incluso en los momentos más difíciles: “Mi propósito no soy yo, son esas 12.000 personas que van a venir a aprender de emprendimiento. Eso indiscutiblemente motiva”, afirma la empresaria.

Expresa lo que sientes. Hablar en voz alta o escribir lo que piensas te ayudará a entender mejor la situación y evitar caer en la trampa de creer que todo va mal: “No todo en tu vida va mal. Cuando uno generaliza todo en el bloque de lo malo, no se está siendo justo”, comenta.
Practica la gratitud. Llevar un diario de gratitud te permitirá enfocarte en lo positivo y fortalecer tu mentalidad. No es necesario hacerlo todos los días, pero sí darle un espacio especial en tu rutina.
Crea un ambiente adecuado. Para que tu ritual de gratitud sea más significativo, dedica un momento tranquilo, con una atmósfera que te inspire y te ayude a reflexionar: “Lo llamo ritual porque no lo escribo en el baño ni en el coche. Escribo sentada, en un ambiente que me gusta, con mi música. Le dedico tiempo, lo pienso y lo escribo”, termina diciendo.