Gracias a los avances tecnológicos y las nuevas compañías aéreas low cost, viajar en avión cada vez es más asequible. Sin embargo, la distancia del destino seleccionado influye igualmente en el precio, por lo que si a día de hoy volar de Australia a Reino Unido ya es caro, hace unas décadas era casi impensable para una persona con un sueldo común.
Así lo ha explicado Brian Robson, un galés que emigró a Australia en 1965 para ganarse la vida gracias a un programa para atraer mano de obra inmigrante. Sin embargo, poco después de llegar allí se arrepintió de su decisión, pero los vuelos eran tan caros que no podía volver a Reino Unido.
In 1965, a Welsh teenager named Brian Robson wanted to come home from Australia. He couldn't afford a flight, so 2 friends stuffed him in a box and mailed him home.
— International Relations Council (@irckc) July 28, 2021
He was found after 5 days. The authorities were concerned but were kind enough to buy him a plane ticket home. pic.twitter.com/0WpD3csMqR
Para poder volver, Robson tenía que pagar aproximadamente 700 libras, mientras que su salario mensual en la red de ferrocarriles de Australia rondaba las 40 libras esterlinas, por lo que el hombre hubiera tenido que ahorrar durante años para poder, por fin, volver a casa.
Fue ante la desesperación cuando se le ocurrió una idea disparatada y completamente arriesgada: enviarse a sí mismo por correo a casa, contra reembolso. No veía ninguna otra solución y quedarse en Australia no era una opción para él, así que dos de sus compañeros irlandeses le ayudaron a llevar a cabo la operación “regreso a casa”.
The man who mailed himself home to England from Australia.
— Joel Rheinberger (@JoelRheinberger) July 17, 2021
Brian Robson was nailed him into a timber crate as freight, but almost died before he got home.
Have a listen to his extraordinary story.#TheCrateEscape @AustinMacauleyhttps://t.co/DE8wz8Nt83 pic.twitter.com/EPrJdSqPNz
Para llevarla a cabo, compró una caja de madera del tamaño de una nevera mini y reservó un espacio con la aerolínea Qantas. Una vez allí, los dos irlandeses le ayudaron a ponerlo en la caja junto a una maleta, almohadas, una linterna y un libro de canciones de los Beatles para estar distraído y, finalmente, cerraron la caja con clavos.
Aunque dadas las circunstancias no esperaba un viaje placentero, la experiencia fue todavía peor de lo que pensaba: el vuelo se retrasó muchas horas, arrojaron la caja varias veces, le dolía el cuerpo y tenía dificultad incluso para respirar, hasta que cuatro días más tarde fue llevado a un cobertizo de carga en Los Ángeles, donde fue descubierto e interrogado por el FBI. Después de que los agentes confirmaran que no era ningún espía, los medios difundieron su peculiar aventura y la aerolínea Pan Am lo liberó y lo deportó a Londres en primera clase.
Robson está intentando contactar con los dos hombres que le ayudaron en su regreso a casa
Ahora, casi 50 años después, Robson tiene 75 años y está intentando contactar con sus amigos irlandeses: "Estoy 99% seguro de que se llamaban Paul y John. Ni siquiera podría decirte sus apellidos, ha pasado tanto tiempo, y solo los reconocería si viera fotografías de ellos que se tomaron en ese momento. Nos llevábamos de maravilla… Solían venir a mi casa, o yo iba a verlos, casi a diario", asegura.