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Paz Vega y Raúl Arévalo se hunden en el barro de los conflictos de pareja y por el medio ambiente

Rodaje bajo pandemia

Termina en la Albufera la filmación de ‘El lodo’, thriller donde los secretos de los personajes y el choque entre dos mundos desemboca en tragedia

Imágen del rodaje de 'El lodo', de Iñaki Sánchez Arrieta, con Raúl Arévao y Paz Vega

SUNRISE / VERTICE

“Aquí los biólogos no vienen a incordiar”, nos susurra un lugareño en tono confidencial mientras señala una construcción a orillas de la laguna de la Albufera valenciana. El hombre lo dice como si todo el mundo tuviera que saber de qué está hablando. Y allí, efectivamente, nadie ignora los continuos conflictos entre lo sostenible y lo económico, entre el progreso y la tradición. Quemas indebidas, construcciones ilegales, uso ilícito del agua, utilización de motores fuera borda en las embarcaciones... O acciones contra la protección de aves en peligro, como ahora el chorlitejo.

El protagonista de la película que en unos días terminará de rodarse en este precioso paraje valenciano, un biólogo llamado Ricardo al que encarna Raúl Arévalo, llega a la Albufera junto con su esposa, interpretada por Paz Vega, y la hija de ambos (Daniela Casas), precisamente con la misión de proteger al chorlitejo y salvaguardar los valores naturales de la zona. El matrimonio cree que el cambio de aires les ayudará a resolver la crisis que atraviesan. Y el tiro les sale por la culta. Es El lodo , segundo largometraje del director valenciano Iñaki Sánchez Arrieta después de su debut, el año pasado, con ZerØ.

El realizador Iñaki Sánchez Arrieta durante su charla con ‘La Vanguarda’ en un descanso del rodaje

SUNRISE / VERTICE

La relación entre el conflicto de la pareja protagonista y la pelea medioambiental azuzada por el personaje de Arévalo es lo que más atrajo a Paz Vega del guión que Sánchez Arrieta le envió después de haberlo trabajado durante seis años. “La disputa en el territorio puede parecer muy local pero es universal”, dice la actriz sevillana. “El problema está en la distancia con la que normalmente se abordan, a menudo en un despacho a cientos de kilómetros, unos problemas que se ven de manera muy diferente si hablas con el agricultor o el barquero que vive o malvive de la naturaleza. Esa gente necesita soluciones y muchas veces los burócratas no saben dárselas”.

El valenciano Joaquín Climent, intérprete de un guarda de la Albufera a quien toca hacer de mediador, coincide con Vega. “Soy de pueblo, de Requena, y conozco los problemas que causan las agresiones al territorio pero también la falta de sensibilidad hacia quienes comen de él”. Por eso él está encantado con su papel de “bisagra entre dos mundos”..., aunque al final salga escaldado de los ataques y presiones que recibe de una y otra parte.

Quisiera que la película ayudara a comprender que la salvación no pasa sólo por el éxito”

Iñaki Sánchez ArrietaDirector de cine

Arévalo aceptó protagonizar la película por la fuerza de la historia pero también por la del lugar, que le recuerda al de La isla mínima , el filme de Alberto Rodríguez que protagonizó junto a Javier Gutiérrez en Doñana. El paisaje pesa mucho en la película, certifica el realizador.

Arévalo y Vega dan pocas pistas sobre los personajes y la trama de un filme cuyo intríngulis reside justamente en los secretos que ocultan los personajes y en el contraste entre sus intereses y caracteres. El ego de Ricardo en su choque con los habitantes del lugar hace que “la sangre llegue al río”, revela el actor madrileño. Hay muertos, admite el director. Y añade que, si bien sus pretensiones se centran el “entretenimiento y la identificación del espectador con los problemas de los personajes”, sí le gustaría que el relato ayudara a comprender que “la salvación no pasa sólo por el éxito”.

Me da pavor pensar en el futuro. Las salas vacías tienen algo de apocalíptico, de fin de una era... Aunque espero que todo vuelva a su ser”

Paz VegaActriz

El lodo costará 1,6 millones de euros. Una parte “apreciable” del presupuesto –según los productores– se la llevan las medidas anti pandemia. Los alrededor de cincuenta miembros del equipo se han sometido a más de 700 PCR, todas negativas hasta ahora. La mascarilla es obligatoria hasta el momento de rodar. Por eso Vega y Arévalo se dan muy tranquilamente algún que otro beso..., antes de hundirse en el barro de sus personajes.

Arrieta aspira a presentar El lodo en el festival de San Sebastián. Pero “habrá que ver cómo va todo”, dice Vega, a quien le da “pavor pensar en el futuro”. Las salas vacías tienen para ella “algo de apocalíptico, de fin de una era”, lamenta. Y enseguida se replica: “No, no; espero que todo vuelva a su ser y regresemos al cine-cine sin quedarnos en el sofá”.

Raúl Arévalo y Paz Vega durante las entrevistas con ‘La Vanguardia’ y otros medios en un descanso del rodaje de ‘El lodo’

Juan Carlos Cárdenas / EFE