No se asusten por las tres horas y media que dura El irlandés. Su extenso metraje es totalmente necesario para ser testigos de la visión definitiva de Martin Scorsese sobre el universo de la mafia en Estados Unidos en la gran pantalla. Si en Uno de los nuestros (1990) ya dibujó un mapa excelso sobre el crimen organizado que continuó cinco años más tarde en la desbordante Casino, con El irlandés regresa al mundo del hampa para cerrar por todo lo alto todo un ciclo de inmersión gansteril con una historia crepuscular y madura protagonizada por un trío de ases de la interpretación: Joe Pesci, Robert De Niro -viejos compañeros de viaje profesional de Scorsese- y Al Pacino, que a sus 79 años trabaja por primera vez a las órdenes del director de Taxi driver.
La película, que tiene un estreno limitado en cines para luego aterrizar directamente en Netflix a partir del 27 de noviembre, sigue las andanzas de Frank Sheeran (De Niro), apodado El irlandés, un exveterano de la Segunda Guerra Mundial reconvertido en transportista, que se gana la confianza de Russell Bufalino (Pesci), jefe supremo de la mafia de Detroit y Filadelfia, un negocio que dirige prácticamente sin inmutarse ni mancharse las manos de sangre.
El trabajo sucio lo deja para Sheeran, un ‘pintor’ de casas que en la jerga mafiosa significa algo así como el sicario que todo capo necesita para sacarse de encima sus enemigos. Silencioso, discreto e insensible, el personaje de De Niro mira directamente a cámara desde la residencia que acoge sus últimos años de vida para contarnos un pasado trufado de cadáveres mientras suena de fondo el tema In the still of the night, de The five satins.
Y así es como Scorsese abarca cinco décadas que se van entrelazando a ritmo pausado y en una puesta en escena cuyos recursos estilísticos están cuidados al detalle para explicar entre flashbacks y sirviéndose del trayecto en coche entre el matrimonio Sheeran y Bufalino, el auge de un hombre ambicioso que acabó en la más absoluta soledad, confesando poco antes de morir al escritor Charles Brandt la autoría de la desaparición del más famoso líder del sindicato de camioneros. Brand recogió sus cinco años de conversaciones con el sicario en el libro Jimmy Hoffa. Caso cerrado, publicado en 2004, un año después de la muerte de Sheeran. Sus páginas reveladoras cautivaron a De Niro, que ha estado cerca de una década intentado levantar este mastodóntico proyecto capitaneado por Scorsese.
La espera ha valido la pena. El irlandés no es solo un filme sobre mafiosos, es una mirada profunda a una forma de vida al margen de la ley observada desde la óptica de un gángster ya anciano, que echa la vista atrás para intentar redimirse de sus pecados con el apoyo inestimable de la iglesia. Se arrepiente a su manera -la intención está ahí- de haber traicionado una amistad que Hoffa consideraba auténtica y que nació al calor de una conversación telefónica: “He oído que pintas casas”, le dice el líder sindical, a lo que Sheeran responde: “También hago trabajos de carpintería”. Y no le tiembla el pulso cuando acata las órdenes de eliminar a Hoffa, enemigo acérrimo de los Kennedy, que había pasado cinco años en prisión por fraude y cuando fue indultado por Nixon decidió recuperar su puesto, una decisión que no sentó nada bien a los que manejan los hilos del poder en la sombra. Ya se sabe que el mundo del hampa tiene sus reglas y no se puede ir por libre cuando te dan el primer aviso y te piden que te calmes. “Si se puede acabar con la vida de un presidente de la nación, se puede acabar con la del presidente de un sindicato”, le advierte Bufalino a Sheeran. Esa tozudez de Hoffa le salió caro, de ahí el misterio de una desaparición en julio de 1975 que no se esclareció hasta 29 años después.
Al principio cuesta adaptarse a esa técnica digital de rejuvenecimiento empleada para jugar con la edad de los protagonistas sin utilizar otros actores. Al que más se le nota es a De Niro, sobre todo por esos ojos azules que chirrían y a la torpeza en algunos movimientos. Es la única pega a una obra maestra que va desplegando sus capas de forma sosegada, algo nada habitual en la filmografía de Scorsese, y que crece en tensión conforme avanza hasta el clímax final . Y se agradece, porque la historia de El irlandés no hubiera funcionado de otra manera. También porque su reparto está que se sale.
Pesci, retirado de la actuación desde hace 9 años, acabó accediendo a las súplicas del director y compone un personaje extremadamente pausado, a diferencia de sus habituales registros donde se exhibe como un manojo de nervios. De Niro está en su salsa debatiéndose entre la lealtad a esos dos mentores, ejecutando a sangre fría como asesino a sueldo y sufriendo la distancia de su querida hija Peggy, a la que no le hace falta decir palabra para darse cuenta de la calaña de la que está hecho su padre. La guinda la pone Al Pacino, absolutamente magnífico en un papel a medida al que dota de ímpetu, seguridad y un carácter indomable con el que es incapaz de negociar. Menos aún si llegas a la cita diez minutos tarde.
El filme es también un recorrido por algunos capítulos trascendentales de la historia de la segunda mitad del siglo XX en Estados Unidos (el asesinato de Kennedy, el desastre de la Bahía de cochinos...) y apunta a Frank Sinatra y sus conexiones con la mafia siciliana como responsable de aupar a JFK a la Casa Blanca. El irlandés es un relato donde explota la violencia salpicada de humor negro y contiene escenas realmente divertidas, sobre todo las conversaciones entre Hoffa y su rival Tony Pro (jefe de la mafia criminal genovesa de Nueva York), o cuando Pacino se tira como un poseso sobre el hombre que intenta dispararle en la sala de juicio y aclara ante los presentes cómo hay que actuar si te atacan con una pistola o una navaja.¡Y qué decir sobre el jugoso comentario de Hoffa acerca de tantos tipos que se llaman Tony!. Scorsese dota a su pieza de guiños y referencias a su propio cine y a clásicos como El Padrino, de su amigo Coppola, con la inconfundible música de Nino Rota que suena de fondo cuando Pesci y De Niro hablan en italiano.
A través de su densa historia, por la que deambulan infinidad de personajes secundarios de los que sabemos cómo acaban gracias a unos rótulos impresos en pantalla, se habla de la grandeza y la pérdida, del concepto de lealtad y traición que se mueve entre los miembros del hampa, del dolor y de las consecuencias de hacerse mayor. Todo ello salpicado de un aire de nostalgia y profundidad únicas que obligan a degustar con calma esta sobresaliente joya fílmica que suena a despedida y que apunta a lo más alto en la temporada de premios que se avecina. Imperdible.
Además de El irlandés, este viernes 15 de noviembre llegan a la cartelera otras propuestas interesantes para todos los públicos. Repasamos todas las novedades:
Le mans 66
James Mangold, artífice de En la cuerda floja o Logan se mete en el rocambolesco universo de las carreras automovilísticas en este drama deportivo basado en hechos reales que recoge el libro de A.J. Baime sobre la épica enemistad entre Ford y Ferrari en la carrera de las 24 horas de Le mans en Francia en 1966. Matt Damon encarna a Carroll Shelby, un expiloto de carreras transformado en diseñador de coches que junto a su temperamental mecánico y conductor británico Ken Miles (Christian Bale) recibió el encargo de Henry Ford II de crear un vehículo de carreras capaz de derrotar a Ferrari.
La película es pura adrenalina que transmite con veracidad la intrahistoria de esa rivalidad entre la compañía americana y la italiana, a la vez que sirve de escenario para retratar una bonita historia de amistad entre dos hombres que no se dieron por vencidos y lograron cumplir una misión casi imposible en tiempo récord, jugándose el pellejo en el caso del indomable Miles, siempre al límite.
Mangold dirige con pulso firme una escenas que dejan sin aliento al respetable, como si estuviéramos dentro de un coche de carreras sintiendo en nuestra propia piel el vértigo, el olor a gasolina y esa sensación de ir a 7000 revoluciones por minuto y todo se desvanece en medio de una lucha titánica por el poder. Bale, que vuelve a lucir varios kilos de menos en ese juego físico con el que siempre sorprende, exhibe una excentricidad en sus relaciones de trabajo que contrastan con la dulzura que transmite en su ambiente familiar, con un hijo que le adora y sigue sus pasos y una mujer de carácter que le apoya (Caitriona Walfe). Tanto su interpretación como la de Damon apuntan a una más que posible nominación al Oscar.
Madre
Rodrigo Sorogoyen traslada su celebrado corto Madre, con el que estuvo nominado al Oscar, a una película de igual título, repleta de emociones, que sigue las andanzas de esa madre interpretada de forma extraordinaria por Marta Nieto tras recibir la llamada telefónica desesperada de su hijo de seis años desde una playa de Francia.
La audición
La actriz alemana Nina Hoss, Concha de Plata a la mejor actriz en San Sebastián exaequo con Greta Fernández, encarna a una profesora de violín que detecta un gran talento en el joven Alexander, al que termina por dedicarle más tiempo que a su propio hijo. Cuando surge la rivalidad entre ambos jóvenes, la vida de esa maestra acaba por tambalearse.
One piece: estampida
El realizador japonés Takashi Ōtsuka nos propone una batalla campal entre piratas, marines, los Siete Señores de la Guerra y el Ejército Revolucionario en esta película que bebe de la serie manga creada en 1997 por Eiichiro Oda, One Piece.
Liberté
Después de La muerte de Luis XIV, Albert Serra regresa al drama de época para contar la historia de los libertinos de la corte de Luis XV que intentaban encontrar el amparo de algún noble que les ayudase a mantener su peculiar modo de vida, en busca de placeres y deseos insaciables. La película logró el Premio Especial del Jurado de la sección ‘Una cierta mirada’ del Festival de Cannes.
Buenos principios
Basada en la novela de John Fante, el director francés Yvan Attal retrata a un escritor de mediana edad en crisis que entablará una relación de amistad muy especial con un perro enorme que se instala en su casa y que le acaba ayudando a entender el verdadero significado de la felicidad.
Animales en apuros
Después de convertirse en mejores amigos, un castor y un gato emprenden una misión peligrosa para liberar a sus compañeros animales, que fueron secuestrados por extraterrestres. La cinta animada del fin de semana llega desde Rusia bajo el mando de Victor Azeev.
La casa del terror
Pasado ya el día de Halloween nos llega esta cinta de terror escrita por los guionistas de Un lugar tranquilo y ambientada en la susodicha fiesta que reúne a seis amigos en una casa encantada que promete muchas dosis de sangre y cuerpos desmembrados. Gustará a los amantes del slasher de los ochenta.
Rémi: Una vida extraordinaria
Basada en el clásico de Hector Malot, el francés Antoine Blossier nos presenta al huérfano Rémi, que aprenderá a ganarse el pan gracias a Signor Vitalis, un artista itinerante que le ensañará la magia de la música y con el que recorrerá Francia hasta reencontrarse con sí mismo.
Idrissa, crónica de una muerte cualquiera
Idrissa Diallo era un joven guineano de 21 años que murió en 2012 en un Centro de Internamiento de Extranjeros de Barcelona, pero las autoridades lo ocultaron y fue enterrado en un nicho anónimo. Xapo Ortega y Xavier Artigas firman este documental en el que se pretende sensibilizar de las injusticias que sufren los inmigrantes.
Si yo fuera rico
Álvaro Fernández Romero (Las ovejas no pierden el tren) dirige esta comedia con Álex García en el papel de un hombre hundido en la miseria cuya vida da un vuelco total gracias a un boleto premiado de lotería. Alexandra Jiménez, Adrián Lastra, Diego Martín, Paula Echevarría, y Antonio Resines, acompañan a García en esta divertida historia con trasfondo social.
Turbulencia zombi
Un grupo de frikis de las películas de zombis deciden rodar una en Mallorca, pero no tienen ni la más mínima idea de cómo empezar. Martín Garrido Ramis se mete en una alocada comedia que también coprotagoniza junto a Beatriz Barón y Alfredo Contreras.