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Natalia de Molina, premio Goya a mejor actriz por ‘Techo y comida’

Goya 2016

La jienense es la intérprete más joven en lograr dos ‘cabezones’

06/ 02/16 Premios Goya 30Fernando NATALIA DE MOLINA

LV

Natalia de Molina ha conseguido el Goya a la mejor actriz gracias a su interpretación en la película de Juan Miguel del Castillo, Techo y comida . La jienense ha subido muy emocionada a recoger el premio, entre lágrimas y agradeciendo a todos lo que ella ha calificado de “sueño” y “regalo”.

“Me están pasando cosas de película. Yo ya estaba contenta porque iba a ver en persona a Juliett Binoche o Tim Robbins”, ha dicho entre lágrimas De Molina. La actriz ha querido reivindicar el papel de las mujeres: “El cine gana cuando se le da más espacio a las mujeres, que somos muchas. Si algo tenemos en común es que amamos el cine”.

De Molina no se ha querido olvidar de alguien muy especial para ella, su madre. “Mamá, todavía me acuerdo cuando te llamé por teléfono cuando estaba en el AVE asustada por todo lo que me venía. Te debo mi vida”, le ha dedicado la jienense. También se ha acordado de todo el equipo de la película, en especial al director de Techo y Comida. “Gracias a Juan Miguel del Castillo, hacer este papel es un sueño, gracias por tu mirada libre y sin ningún filtro”, ha confesado.

Natalia de Molina hace historia al ser la intérprete más joven en lograr dos Goyas. La jienense, de 25 años, logró su primer cabezón en 2014 con el filme Vivir es fácil con los ojos cerrados .

De Molina (Linares, Jaén, 1990) ha logrado romper la maldición que rodea a muchos intérpretes tras ganar el Goya y, dos años después de hacerse con el “cabezón” a la Mejor Actriz Revelación por Vivir es fácil con los ojos cerrados , de David Trueba, no solo ha logrado su segundo Goya sino que se encuentra en el reparto de algunos de los estrenos más esperados del año en el panorama nacional: ‘Kiki, el amor se hace’, de Paco León, y ‘Los del túnel’, de Pepón Nieto.+

En el filme Techo y comida , la intérprete se pone en la piel de Rocío, una madre soltera y sin trabajo, que apenas tiene dinero para comer. Ante el miedo de perder la tutela de Adrián, intenta aparentar que ambos viven una vida normal. Sin embargo, su casero, también agobiado por las deudas, denuncia el impago del alquiler y Rocío se ve obligada a encontrar una solución.

Para preparar este personaje no habló con ninguna mujer que hubiese vivido una experiencia similar “en sus carnes”. Según ha relatado, existe mucho “pudor y vergüenza” a la hora de confesar que se atraviesa por una situación así, por lo que se limitó a trabajar desde “la periferia” y a escuchar el relato de los voluntarios que trabajan cerca de estas personas.