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Dar antirretrovirales a los recién nacidos con VIH reduce el reservorio del virus

Los niños que abandonan el tratamiento por algún motivo pierden la ventaja que habían obtenido al comenzar a tratarse de forma precoz

Niño con VIH en la consulta del Hospital Distrital de Manhiça (Mozambique)

Propias

Los bebés que nacen de madres infectadas por el virus del VIH y que comienzan a recibir tratamiento antirretroviral durante los primeros tres meses de vida consiguen reducir el reservorio viral, lo que podría tener un efecto beneficioso para los niños en la evolución de la infección. Ésta es la principal conclusión de un estudio realizado por investigadores del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa junto al Hospital Gregorio Marañón y el Hospital Sant Joan de Déu y que se publica en la revista Clinical Infectious Diseases.

“Uno de los problemas principales de esta enfermedad son los reservorios, los escondrijos del virus, que son células en fase latente que están infectadas y que se van reactivando regularmente de no tomar tratamiento. Son las causantes de que si la toma de fármacos se interrumpe, el virus reaparezca”, explica Bonaventura Clotet, director de IrsiCaixa.

El reservorio viral se establece de forma inmediata tras la infección. En adultos, el fenómeno estaba muy estudiado, pero no en niños. “Estábamos interesados en averiguar si recibir el tratamiento de forma temprana, justo después del parto, aportaba algún beneficio a los niños en términos de reducir el reservorio viral que tenían”, explica Javier Martínez-Picado, investigador Icrea en IrsiCaixa y autor principal del estudio.

Los investigadores analizaron muestras de sangre pertenecientes a 23 niños nacidos hace entre ocho y 10 años, todos ellos infectados con el VIH. 14 empezaron a tomar antirretrovirales durante los primeros tres meses de vida. Y nueve lo hicieron a partir de la semana 12 y el año. Y vieron que cuanto antes se iniciaba el tratamiento, menor era el tamaño del reservorio viral que se establecía.

Así, a los pequeños a los que comenzaron a administrar tratamiento durante las primeras 12 semanas de vida mostraron un reservorio viral seis veces menor que el de los que comenzaron después de esa edad.

“El virus replica relativamente muy rápido en los niños, por tanto cuanto más tiempo estén sin tratamiento, más oportunidades tiene el virus para establecerse en diferentes células y tejidos dentro su organismo”, explica Martínez-Picado.

La segunda conclusión importante del estudio es la importancia de mantener el tratamiento de por vida de forma constante. Los investigadores han observado que de interrumpirse, los niveles de virus en sangre aumentan, se recarga el reservorio viral y “pierden la ventaja que habían obtenido al comenzar el tratamiento temprano”, explica este investigador de IrsiCaixa, coautor del estudio.

Transmisión de madres a hijos

En países desarrollados la transmisión vertical, de madres a hijos, es poco frecuente. En España, por ejemplo, es obligatorio que todas las mujeres embarazadas se hagan el test para detectar si están infectadas. En ese caso, comienzan a tomar antirretrovirales, el parto suele ser por cesárea para evitar cualquier riesgo de contagio y en lugar de lactancia materna, se opta por leche de fórmula.

Ahora bien, en los países en vías de desarrollo esa situación cambia por completo. “Se tarda más en diagnosticar y comenzar a tratar a esos bebés de madres infectadas. También faltan medicamentos apropiados. La mayoría de fármacos para tratar el VIH son pastillas, no aptas para un recién nacido. La formulación adecuada para niños son jarabes y algunos fármacos no pueden ser en este formato. Las herramientas, por tanto, que tenemos para tratar a niños no son igual de importantes, ni en número ni en calidad, que las que tenemos para los adultos”, explica Martínez-Picado.

En el caso de países en vías de desarrollo se suma el hecho de que no tienen acceso a todos los tratamientos disponibles en Occidente. “En países con pocos recursos económicos la industria debería hacer una oferta de acuerdo a sus posibilidades o incluso dejarles los medicamentos gratis, porque es en esas zonas es donde está la gran bolsa de nuevos contagios”, reclama Clotet, al frente de IrsiCaixa.

Los resultados de este estudio ponen de manifiesto la necesidad de desarrollar medidas para que se inicie el tratamiento lo antes posible en todo el mundo. Además, destacan los investigadores, estos niños que han comenzado a tomar antirretrovirales de forma precoz y tienen un reservorio viral bajo son los primeros que se podrán beneficiar en un futuro de intervenciones médicas orientadas a la cura.

No obstante, el hecho de tratar a pequeños desde que nacen también arroja sombras debido a la toxicidad de los fármacos utilizados. Aunque los efectos secundarios que tienen se han reducido mucho en los últimos años, no están exentos de ellos y además son acumulativos. “Habría que ver cuando estos niños se hagan mayores si esta toxicidad acumulada provoca efectos secundarios importantes. Aunque por el momento las ventajas superan con creces los posibles inconvenientes, apunta Martínez-Picado.