El instituto IrsiCaixa, que Bonaventura Clotet ha dirigido desde su fundación en 1995, celebra mañana sus treinta años de actividad con una jornada científica en el Palau Macaya de Barcelona.
¿Cómo se le ocurrió fundar IrsiCaixa en un momento en que Catalunya no tenía institutos de investigación biomédica como ahora?
En aquella época más del 90% de las personas con sida morían antes de un año. Para mis pacientes un diagnóstico de sida era una condena a muerte. Pensé que tenía dos opciones. O me implicaba y hacía lo posible para ayudarlos, o me mantenía al margen y esperaba a que lo hicieran otros. Fui a ver a Xavier Trias [entonces conseller de Sanitat] y Josep Vilarasau [director general de La Caixa] y les expliqué que necesitábamos estudiar el VIH para mejorar los tratamientos. Los dos apoyaron la idea. Empezamos como un instituto de investigación del sida, el primero en nuestro país.
¿En qué condiciones empezaron?
Éramos cuatro personas y teníamos un solo laboratorio. Lo único que queríamos era analizar las mutaciones genéticas del virus y la carga viral de los pacientes para decidir la mejor combinación de fármacos para cada uno. Ahora somos 130 personas, tenemos más de 140 proyectos de investigación en curso y colaboramos en proyectos internacionales con 46 instituciones de otros países.
“Falta mucha educación sexual desde la infancia para aceptar la diversidad y aprender la tolerancia”
¿El VIH continúa siendo su área de investigación principal?
Es una de ellas, pero desde hace años también trabajamos en otras infecciones, en microbioma, en cáncer, en neurodegenerativas… El sida nos obligó a comprender mejor cómo funciona el sistema inmune y, a partir de ahí, descubrimos que nuestra investigación podía ser útil en otras enfermedades.
¿En qué enfermedades han mejorado las terapias gracias a la investigación en VIH?
El cáncer es un ejemplo. La investigación del VIH ha ayudado a mejorarlas, porque se basan en una comprensión cada vez mejor del sistema inmune. Otro ejemplo es la hepatitis C, que antes tenía mal pronóstico y ahora se cura gracias a que el VIH estimuló el desarrollo de nuevos antivirales. También la covid. El concepto de escape inmunitario, que adquirió relevancia a partir del VIH, fue fundamental para comprender cómo evoluciona el SARS-CoV-2. Hay multitud de ejemplos.
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¿Qué es lo mejor que ha hecho en IrsiCaixa en estos treinta años?
Tener ideas para nuevos proyectos es fácil, lo difícil es que salgan adelante. Para eso hay que reunir a personas diversas y conseguir que trabajen juntas. De lo que más satisfecho me siento es de haber creado un equipo cohesionado de personas brillantes que creen en lo que hacen y trabajan con entusiasmo. Tenemos un buen clima de trabajo en IrsiCaixa y tenemos buenos resultados científicos. Creo que van juntos. Si no tuviéramos un buen clima de trabajo, los resultados serían peores.
¿Y hay alguna cosa que piensa que podría haber hecho mejor?
Claro que las hay. Sobre todo diversificar la investigación para ampliar a más enfermedades lo que hemos aprendido de la inmunidad. Hemos sabido crecer y diversificarnos pero, con más recursos, hubiéramos debido hacerlo antes.
¿Debe IrsiCaixa cumplir una función social además de una función científica?
Siempre hemos querido tener impacto social. Desde el principio, para reducir el estigma asociado al sida y a los colectivos más afectados por el VIH. Y también para concienciar sobre los beneficios de la investigación para el conjunto de la sociedad. Soy partidario de que en la declaración de renta haya una casilla para que los ciudadanos puedan elegir que una parte de sus impuestos se destine a investigación.
¿Teme que los avances logrados contra la estigmatización se pierdan con las políticas de Trump y Musk?
La estigmatización por orientación social o identidad de género nunca ha desaparecido. En Barcelona es menor que en otros lugares y ahora es menor que en el pasado, pero continúa habiendo episodios de personas agredidas porque iban cogidas de la mano. Con la radicalización de la juventud hacia ideas de extrema derecha y actitudes más intolerantes, viene una época regresiva. Claro que me inquieta. Pienso que falta mucha información y educación sexual desde la infancia para aceptar la diversidad y aprender la tolerancia.
“Soy partidario de que los ciudadanos puedan elegir que una parte de sus impuestos se destine a investigación”
Usted ha sido el único director de IrsiCaixa desde su fundación. ¿Le preocupa que el instituto esté asociado a su figura?
En absoluto. Es algo que hemos hablado a nivel interno y todo el mundo tiene claro que IrsiCaixa tendrácontinuidad cuando yo deje de ser director. Tenemos un equipo de investigación muy potente y la gran virtud de estar integrados en un hospital, en contacto directo con los pacientes, que es algo que centros de investigación de otros países no tienen. La comisión ejecutiva del instituto tiene identificados candidatos excelentes que podrían relevarme.
¿Cuánto tiempo tiene previsto continuar en primera línea?
Por ahora me siento con muy buenas capacidades físicas y mentales pero entiendo que llegará un momento en que tendré que dar un paso al lado. Pienso que es un error obligar a una persona a retirarse por su edad. Si conserva sus facultades, debería poder continuar en activo. Se debería evaluar bien su trabajo y, si es una persona productiva, permitirle continuar, como se hace en universidades y hospitales de Estados Unidos.
