¿Pandemia o sindemia? Los expertos opinan
Coronavirus
Pobreza, desigualdad y crisis ambiental agravan los efectos de la Covid-19
La Covid es, ante todo, una cuestión de clase social. La segunda ola -o tsunami- que arrasa Europa y que se está cebando, particularmente, en algunas regiones españolas, como Madrid, Navarra o Barcelona, muestra un escenario en el que el factor principal de riesgo, después de la edad, para padecer una forma grave de la enfermedad es ser pobre. De hecho, a mayor privación socioeconómica, mayor incidencia acumulada de la patología causada por el SARS-CoV-2.
Así lo muestran los últimos datos publicados por la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB). Desde febrero, se han registrado 38.220 nuevos casos en Barcelona, de los cuales 3.800 en residencias. La mayoría de los nuevos positivos son jóvenes de entre 25 a 34 años que viven en los barrios más desfavorecidos de la capital catalana, como Nou Barris, Raval, Ciutat Vella o Besós.
“En la primera ola de la epidemia, el distrito de Nou Barris, que es el de menor renta de la ciudad, multiplicó por 2,5 la incidencia de la enfermedad en relación con los distritos más ricos”, apunta la directora de la ASPB, Carme Borrell, especialista reputada en medicina preventiva y salud pública.
“La epidemia se está ensañando con fuerza en los barrios barceloneses más empobrecidos, donde sus habitantes tienen trabajos más precarios, se desplazan en transporte público y carecen de viviendas adecuadas para, en caso necesario, poder confinarse”, se lamenta Borrell.
Y es que el virus se alimenta y crece exponencialmente gracias a otras crisis que ya estaban en marcha: de salud, social y medioambiental. No es un fenómeno nuevo. Hace décadas que desde la salud pública se trabaja como una entidad única la incidencia de enfermedades infecciosas, enfermedades no transmisibles crónicas -como diabetes tipo 2, obesidad, cardiovasculares-, y condicionantes socioeconómicos. Porque van todos de la mano.
‘Las enfermedades nunca vienen solas’
Este concepto de convergencia de patologías se denomina ‘sindemia’, un término acuñado en los 90 y formado a partir de ‘sinergia’ y ‘epidemia’ y que ahora, un editorial de la prestigiosa revista médica The Lancet, con dos siglos de historia, reclama que se empiece a usar para la Covid.
“No es una pandemia, es una sindemia”, asegura el editor de la revista, Richard Horton, para quien no se podrá controlar la infección por completo si solo se tiene en cuenta la biología y no se atacan los factores sociales relacionados, como pobreza, vivienda, educación, empleo, todo ellos potentes determinantes de la salud de la población.
“Las enfermedades nunca vienen solas”, razona Jeffrey Lazarus, al frente del grupo de Sistemas de Salud del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona, centro impulsado por la Fundación ‘la Caixa’.
“La obesidad es un factor de riesgo para desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular. Las personas con rentas bajas se alimentan mal y no suelen practicar ejercicio, lo que las predispone a desarrollar esas enfermedades que, a su vez, les confieren un riesgo incrementado de padecer Covid y tener un mal pronóstico”, señala este investigador.
En la línea con la reclamación de Horton desde The Lancet, Lazarus considera que para resolver la Covid-19 “se necesita una aproximación holística basada en los principios de salud pública: equidad, solidaridad, acceso al sistema sanitario y que la sociedad se involucre en las medidas que se toman. Si solo nos centramos en buscar la vacuna y tratamientos, no solucionaremos nada”.
Implicaciones de considerar la Covid somo una sindemia
Considerar la pandemia de Covid como una sindemia implica pasar de tratarla como una enfermedad infecciosa que se propaga por el planeta y que se puede controlar cortando las vías de transmisión del virus, a empezar a prestar atención a las condiciones en global que hacen vulnerable a una comunidad. Y eso tiene repercusiones importantes a nivel de pronóstico, tratamiento y políticas sanitarias.
“La perspectiva de la sindemia te permite realizar actuaciones diferenciadas e intervenciones dirigidas a la prevención. Los datos de salud pública se pueden aprovechar para poner en marcha políticas sociales. En Barcelona, por ejemplo, hemos ofrecido pisos e incluso habitaciones de hoteles a familias en viviendas precarias sin condiciones para poder hacer una cuarentena y se les ha llevado la comida a diario.”, comenta Borrell.
Decía Horton en su editorial que “abordar la Covid implica abordar la hipertensión, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares o respiratorias crónicas, el cáncer”, que son, junto a las condiciones sociales, las que subyacen a la sindemia. No hacerlo, alerta Horton, aumenta el riesgo de que en el futuro volvamos a enfrentarnos a una situación de emergencia sanitaria global como la actual.
Para Lazarus, el virus nos ha puesto ante el espejo como sociedad y hay que empezar a pensar en cómo estamos organizados para solventarlo. “Es el momento de invertir en campañas de salud pública para informar a la gente de que hay que ponerse en forma y mejorar la alimentación, porque eso está relacionado con una mejor salud y una menor predisposición a desarrollar enfermedades”. Según este investigador, también necesitamos ciudades menos contaminadas, con más zonas verdes, en las que se mejoren las redes de transporte público, porque todo ello, defiende, repercutirá en menos enfermedad y mayor bienestar en la población.
“El virus nos ha puesto ante el espejo como sociedad y hay que empezar a pensar en cómo estamos organizados para solventarlo”.
“No podemos esperar de brazos cruzados a que llegue la vacuna. Es el momento de pensar cómo queremos vivir durante y después de la pandemia”, concluye el investigador de ISGlobal.