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La comunidad científica enfría la posibilidad de vida en Venus

Sistema solar

Un origen químico a la sobrebundancia de fosfano parece más factible

¿Hay vida en Venus? Las reacciones a la noticia de ayer, donde se daba a conocer la presencia del gas fosfano en el planeta y su relación con la posibilidad de la existencia de microorganismos, no han tardado en llegar y la comunidad científica pide cautela. Rodrigo González Peinado, Astrofísico del Planetario de Madrid, advierte: “El fosfano se puede producir por procesos no biológicos. No necesariamente se produce por la presencia de vida”.

En la investigación, publicada en Nature Astronomy , los autores explicaban que en la atmósfera del segundo de los planetas del sistema solar han encontrado indicios de sobreabundancia del gas, también denominado fosfina, y al buscar explicación al hallazgo no han logrado dar con una en base a procesos ya conocidos.

A partir de aquí, los investigadores, dirigidos por Jane Greaves, de la Universidad de Cardiff, planteaban dos hipótesis: o bien el origen del gas se encuentra en otros procesos químicos desconocidos hasta la fecha o bien la cantidad de fosfano hallada se debe a la acción de microorganismos, es decir, hay vida en Venus. Y sin lugar a duda, la segunda opción resulta más jugosa.

Atmósfera oxidante

El hallazgo del gas supone un hito en sí por lo difícil que es su presencia en Venus

Pero, ¿qué pasa con el fosfano? ¿Por qué se relaciona con la posible presencia de vida? El descubrimiento de su abundancia en Venus ya es una hazaña en sí, pues se ha hallado en una atmósfera donde resulta más difícil que se mantenga, explica Jorge Pla García, investigador en Ciencias Planetarias en el Centro de Astrobiología CSIC-INTA.

“Se ha encontrado mucho [fosfano] en Saturno, Júpiter y en cometas donde las atmósferas son reductoras, es decir, presentan un mayor porcentaje de hidrógeno que de oxígeno. La de Venus y la Tierra contienen más componentes oxidantes. El oxígeno rápidamente destruye el fosfano. Así que es más difícil que exista en Venus, pero no imposible”, explica.

En la Tierra, su presencia se relaciona con la actividad industrial o con la actividad de ciertos microorganismos. Por ello las bacterias se encuentran a su vez entre una de las posibles causas, si bien el gas no cumple la definición de biomarcador. “Biomarcador es todo aquello que procede clara y unívocamente de la actividad biológica”, explica Jorge Pla García.

Causas

La ciencia debe ser rigurosa y no puede descartar ninguna hipótesis explicativa

También hay algunos procesos que pueden ocurrir de manera natural y que generen fosfano como los rayos o la actividad volcánica, algunos de los considerados como posible explicación para el hallazgo del gas en Venus aunque sin éxito.

Pero lo cierto es que los microorganismos lo tienen difícil para sobrevivir en las condiciones tan extremas que presenta Venus, con nubes de ácido sulfúrico y poca agua, esencial para que los seres vivos lleven a cabo sus procesos biológicos.

Citando la frase que popularizó Carl Sagan, Rodrigo Gonzalez dice que proponer un origen biótico “es una afirmación extraordinaria, y requiere evidencias extraordinarias”. Por ello muchos expertos, entre ellos Pla y el propio González, se encuentran más volcados en un origen abiótico, químico, del hallazgo.

El planeta Venus

NASA / Reuters

“Son procesos químicos que sabemos que suceden, que son difíciles de producirse, pero no imposibles”, dice Pla García , a lo que añade que, no se trata de descartar la posibilidad de la vida como explicación -“la ciencia debe ser rigurosa”-, sino de estudiar mejor la atmósfera de Venus.

La observación del planeta con diferentes técnicas se vuelve clave para arrojar luz en estas cuestiones, especialmente el uso de instrumentación in situ como, por ejemplo robots, que analicen las capas altas de la atmósfera del planeta y su superficie. Esta misma idea la recogen los autores en la investigación, a lo que añaden un mayor análisis de las características del fosfano medido en los espectros de la atmósfera de Venus detectados por los radiotelescopios.