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Los futbolistas tienen cinco veces más riesgo de alzheimer que el resto de la población

Por los cabezazos

Los daños acumulados en el cerebro por los golpes repetidos en la cabeza causan enfermedades neurodegenerativas

Los golpes en la cabeza pueden causar daños neuronales que se acumulan con el tiempo

Ringo H.W. Chiu / AP

Los futbolistas profesionales tienen cinco veces más riesgo de desarrollar alzheimer que la población general, según el estudio más amplio jamás realizado sobre enfermedades neurodegenerativas en jugadores retirados. El aumento de riesgo se atribuye a los daños acumulados en el cerebro por el efecto de golpear repetidamente la pelota con la cabeza.

La investigación, dirigida desde el hospital Universitario Queen Elizabeth de Glasgow, se ha basado en datos de 7.676 futbolistas retirados de Escocia, todos ellos mayores de 40 años. Sus datos de salud, que incluyen las medicaciones que les recetaron y las causas de muerte para aquellos que han fallecido, se han obtenido de registros electrónicos de salud. Estos datos se han cotejado con los de 23.028 hombres de edades y parámetros sociales equiparables a los de los futbolistas.

Los resultados indican que los futbolistas profesionales tienen 3,5 veces más riesgo de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa que el resto de la población. Dentro de estas enfermedades, el aumento de riesgo más acusado se ha observado para el alzheimer: cinco veces más. El menos alto –pero que sigue siendo un aumento de riesgo–, para el parkinson: el doble.

Entre los futbolistas retirados fallecidos, un 19% –o casi uno de cada cinco– tenían una enfermedad neurodegenerativa que contribuyó a la muerte. En el resto de la población, el porcentaje fue del 6% –o una de cada 17 personas–.

Aumento de riesgo

Uno de cada cinco futbolistas fallecidos tenía una enfermedad neurodegenerativa; en la población general, es una de cada 17 personas

El análisis de las medicaciones que se recetan a los futbolistas retirados confirma estas observaciones. Su probabilidad de tomar fármacos indicados para la demencia es 4,9 veces más alta que para el resto de la población.

Los resultados se han presentado en The New England Journal of Medicine , considerada la revista de medicina más importante del mundo, lo que refleja
el rigor y la trascendencia de la investigación.

Tres estudios anteriores realizados por especialistas de la Escuela de Medicina de Harvard (EE.UU.) detectaron entre el 2012 y el 2016 que los futbolistas retirados suelen tener alteraciones en sus neurotransmisores, un deterioro de la sustancia blanca del cerebro y un adelgazamiento de la corteza cerebral. Pero fueron estudios con grupos de unas pocas decenas de voluntarios y que no analizaron si estos daños derivan en enfermedades neurodegenerativas, como ha hecho ahora la investigación escocesa.

“No son sólo los golpes fuertes que causan conmociones sintomáticas los que aumentan el riesgo de sufrir enfermedades neurológicas más tarde en la vida. Más bien, la duración total de la exposición a impactos repetidos en la cabeza se asocia con […] la neurodegeneración y los síntomas neurocognitivos y neuropsiquiátricos”, destaca Robert Stern, de la Universidad de Boston, en otro artículo publicado en The New England Journal of Medicine .

Profesionales vs. aficionados

El estudio se ha basado en futbolistas profesionales escoceses; los aficionados no corren el mismo riesgo

Pese a estos resultados, los autores de la investigación recuerdan que “los beneficios de la actividad física para prevenir enfermedades crónicas, incluidas las demencias, están bien demostrados”. Sus resultados muestran, en este sentido, que los futbolistas retirados suelen tener mejor salud cardiorrespiratoria que la población general, con un 20% menos de riesgo de morir a causa de un infarto de miocardio.

Los investigadores advierten, además, que los resultados registrados con futbolistas profesionales no se pueden extrapolar a quienes juegan al fútbol por diversión. Tampoco cabe descartar que el riesgo sea menor en España, donde se prefiere jugar el balón a ras de suelo, que en Escocia, con una cultura futbolística más inclinada al juego aéreo. Ni que sea menor para los futbolistas actuales que para los del pasado gracias a los cambios que se han introducido en el diseño del balón.

“Los padres de niños que golpearon la pelota con la cabeza no deben temer que sus hijos estén condenados al declive cognitivo y a la demencia; deberían fijarse más bien en los beneficios del ejercicio y de la participación en un deporte con el que sus hijos disfrutan”, escribe Robert Stern en su artículo. Aun así, destaca, “son necesarias más investigaciones sobre las consecuencias neurológicas de golpear el balón con la cabeza en el fútbol, incluidos estudios en mujeres y en jugadores aficionados”.