Mariona Badenas, la astrofísica que sueña con ser astronauta
Quién
Tras pasar por un programa para jóvenes talentos del MIT, ahora investiga sobre exoplanetas junto a la astrónoma Sara Seager
Sólo tiene 25 años, pero su vida podría inspirar un guion de Hollywood. La astrofísica barcelonesa Mariona Badenas investiga otros mundos junto a una de las científicas top en astronomía, la cazadora de exoplanetas Sara Seager, en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), considerada una de las mejores universidades del mundo. Cómo ha llegado hasta aquí esta joven es una historia con altas dosis de talento, perseverancia y valentía.
Seguramente, son los mismos ingredientes que le permitieron convertirse el año pasado en la primera científica catalana en comandar una misión internacional de la Mars Society y, antes, en asistir al lanzamiento en directo del cohete espacial ruso Soyuz MS-03, desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazakstán. Puede que también sean esas mismas cualidades las que le permitirán convertirse, tal como sueña, en astronauta de la Agencia Espacial Europea.
Fue la primera científica catalana en comandar una misión internacional de la Mars Society
De niña siempre se había sentido atraída por el cielo, no sólo las estrellas, también los aviones y los cohetes espaciales. “Una vez le pregunté a mi padre cuál era el mejor lugar para estudiar ingeniería aeroespacial y me respondió que el MIT, que era el lugar con más premios Nobel por metro cuadrado. Y a mí eso se me quedó grabado”.
Y le fue dando vueltas hasta que un buen día le pidió a su padre que la ayudara a escribir un correo electrónico que, aunque entonces no pudiera ni imaginarlo, iba a cambiarle la vida. “Estimados señores: tengo 14 años y me apasiona su programa en ingeniería aeronáutica y aeroespacial. ¿Tienen algún curso de verano para niñas como yo”. Dos días después llegaba la respuesta: “Te animamos a presentarte a nuestro programa de verano RSI [Instituto de investigación científica] cuando cumplas 16 años”.
Acceder a aquel programa no era nada fácil: solo admite a 50 chavales de todo el mundo en cada edición. Y primero tenía que demostrar que era la mejor en casa . Comenzó logrando que la seleccionaran para el exigente programa Jóvenes y Ciencia, que impulsa la Fundació Catalunya-La Pedrera, y se pasó el verano en el Pirineo estudiando astronomía.
“Fue la primera vez que miré el cielo con un telescopio, una experiencia que me fascinó por completo”. También fue allí donde conoció al astrofísico Ignasi Ribas, al frente del Institut de Ciències de l’Espai (IEEC-CSIC), “mi mentor, mi padre académico”, con quien realizó un estudio sobre un sistema binario de estrellas. “Trabajé lo que no está escrito en aquel proyecto”, recuerda Badenas, que consiguió ser una de las dos mejores estudiantes de aquel año y ganar, pues, su ticket para el MIT, en Boston (EE.UU.).
Entonces volvió a escribir otro correo que también le acabaría cambiando la vida, esta vez a Sara Seager. “Le pregunté si podía trabajar con ella y me respondió en seguida que sí”. Tenía 17 años, acababa de terminar primero de bachillerato y no tenía conocimientos formales de astronomía.
Y aquel verano pasó tres meses asistiendo a clases en el MIT e investigando junto a Seager. “Entonces no tenía ni idea de qué era un exoplaneta [planetas que orbitan estrellas fuera de nuestro sistema solar], más allá de lo que decía Wikipedia”, confiesa.
Tras aquella experiencia, “totalmente inspiradora”, Badenas estudió astrofísica en la Universidad de Yale –becada por el centro americano–, y tras acabar la carrera, volvió a Europa a trabajar en la industria aeroespacial. Pero al poco empezó a echar de menos la investigación.
Un evento había vuelto a despertarle el gusanillo de la astronomía: había asistido –gracias a un mecenas y filántropo ruso que apostó por su potencial– al lanzamiento de un cohete de la agencia espacial federal rusa. Y más adelante recaló en el desierto de Utah (EE.UU.) como cocomandante en la misión Latam-III, organizada por la Mars Society, una asociación que promueve la exploración y el asentamiento humano en Marte.
“Durante la misión, escribía un blog sobre mi experiencia para los chavales en Catalunya a propuesta de la Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació (FCRi) y a la vuelta, fui a las escuelas a hablar de la experiencia. Como dice el comediante Trevor Noah, no se puede obligar a los niños a hacer algo que nunca han soñado”.
Desde que, con 17 años, pasó por el programa para jóvenes talentos del MIT hasta entonces, Badenas se había mantenido en contacto con Seager. Y cuando decidió que quería cursar un doctorado en ciencias planetarias, se lo propuso a la astrónoma, que la aceptó. Así es que desde este pasado mes de septiembre Badenas vuelve a estar en el MIT, aunque “creo que a medio plazo me gustaría volver a Europa a trabajar en la industria aeroespacial, por ejemplo gestionando proyectos para la Agencia Espacial Europea (ESA)”. O tal vez, afirma tímidamente, como astronauta.