El nuevo capricho de Dubái: un 'agujero de gusano' de Elon Musk que no resolverá el problema del tráfico

Dubái lleva años construyendo una identidad urbana basada en la grandiosidad y la innovación radical. El emirato árabe, famoso por sus rascacielos imposibles y proyectos faraónicos, ha firmado ahora un acuerdo con The Boring Company de Elon Musk para construir una red de túneles subterráneos que promete transformar la movilidad urbana, una especie de "agujero de gusano" que permitirá a los ciudadanos desplazarse bajo las calles evitando el tráfico.

Según ha informado New Atlas, el proyecto, bautizado como Dubai Loop, se realizará en colaboración con la Autoridad de Carreteras y Transporte (RTA) y sigue un modelo similar al ya implementado en Las Vegas. La primera fase incluirá 17 kilómetros de túneles con 11 estaciones y tendrá capacidad para transportar a más de 20.000 pasajeros por hora.

Dubai Loop: el controvertido sistema de túneles que genera dudas entre los expertos en movilidad urbana

La propuesta de Musk no es precisamente revolucionaria, sino más bien una solución tecnológica exagerada para un problema que otras ciudades resuelven con metros y autobuses eficientes. Las autoridades esperan ampliar la red hasta manejar 100.000 pasajeros por hora viajando a 160 km/h, usando probablemente vehículos Tesla conducidos por humanos como en Las Vegas, donde The Boring Company ya ha demostrado que sus promesas suelen quedarse cortas.

Este acuerdo llega mientras Dubái dice buscar transformarse en una ciudad más "caminable", lo que resulta irónico cuando la solución elegida es meter a la gente en coches bajo tierra. El enfoque ha despertado críticas justificadas por su ineficiencia y alto coste, especialmente al compararlo con sistemas tradicionales de transporte público, que podrían mover a muchas más personas por una fracción del precio.

Mattar Al Tayer, Director General de la RTA, ha recitado el guion corporativo habitual: "El acuerdo refuerza la posición de Dubái a la vanguardia de soluciones de movilidad avanzada y sostenible". Una frase que suena bien en notas de prensa pero que choca con la realidad de construir túneles unidireccionales para Tesla cuando el resto del mundo apuesta por transporte público de alta capacidad.

Dubái sigue acumulando proyectos urbanísticos grandiosos, como el edificio residencial más alto del mundo, con sus 517 metros y aspiraciones de "ciudad vertical". O el ático más alto del mundo, situado en el Burj Khalifa y puesto a la venta por 51 millones de dólares, otro ejemplo del urbanismo para ultrarricos que caracteriza al emirato.

No sorprende que Dubái sea reconocida por su skyline futurista y su arquitectura extravagante, características que la convierten en una ciudad inconfundible. Este tipo de identidades urbanas únicas es lo que estudios como este del MIT sobre IA capaz de recrear ciudades a partir de sonidos intentan capturar y analizar.

La historia de los proyectos de Musk no invita al optimismo: plazos que nunca se cumplen, presupuestos que se disparan y funcionalidades que se quedan en promesas. El loop de Las Vegas, por ejemplo, acabó siendo un túnel con coches Tesla conducidos por humanos, lejos de la visión futurista de cápsulas autónomas a alta velocidad que se vendió inicialmente.

Lo más probable es que Dubai Loop acabe siendo otro símbolo de ostentación tecnológica con utilidad limitada, un atractivo turístico más que una solución real de movilidad. Mientras ciudades como Copenhague o Ámsterdam resuelven sus problemas de movilidad con infraestructuras ciclistas y transporte público eficiente, Dubái sigue apostando por soluciones brillantes en forma pero vacías de contenido.

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